Pues bien, eso es lo que me pasa
a mí con mis adornos de Navidad, que todos tiene detrás una historia y año tras
año cuando los pongo me traen buenos recuerdos.
El Belén: Es completamente
atípico, ya que es de madera y carece de color.
Lo trajo mi madre de un viaje a Jerusalén.
Los huevos para el árbol: Son muy
típicos en Alemania, Austria etc. Nosotros los compramos en una tienda de Innsbruck
en pleno verano!! Y como anécdota os puedo contar que la tienda era enorme,
sólo vendían adornos navideños, carísimos por cierto, y nos dieron los huevos
en una huevera como si viniéramos de hacer la compra. Fue un viaje muy especial
y todos los años cuando los cuelgo del árbol lo recuerdo.
Estrellas con hojas secas en su
interior: De la misma tienda que los huevos y mismo viaje.
Estrella que corona el árbol: La
compramos un puente de diciembre en los puestos de la Plaza Mayor de Madrid.
Fin de semana con mucho frío, mucha gente pero muy divertido.
Centro de Mesa: Los componentes no
nos acordamos dónde los compramos pero gusta mucho a todos los que nos visitan
en Navidad por lo que repetimos un año tras otro. Si gusta y es válido, ¿por
qué cambiar no?
Que tengáis una FELIZ NAVIDAD!!!!
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